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BIENVENIDO A LA RAZÓN, MIFSUT

VICENTE GONZÁLEZ MÓSTOLES

Concejal de Urbanismo del Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Valencia.

Después de años de ignorar la realidad y de tratar de ocultar lo que para todos los que se han acercado con mirada critica habían visto con nitidez, el Sr. Mifsut, director técnico de Cabanyal 2010, sociedad encargada de las obras de prolongación del paseo al Mar de Valencia, ha visto la luz y se ha sincerado.
Ahora ya concede que la prolongación del paseo significará el derribo de 1.651 edificios y partirá en dos el Cabanyal, Bien de Interés Cultural desde 1993, con lo que destrozará sus tejidos urbanos después de haberlos dejado arruinarse por sí mismos, permitiendo la más completa degradación física y social, cooperando activa o pasivamente en ella o derruyéndolos tras una expropiación coactiva.
También se percata de que la prolongación arruinará las vidas de ciudadanos que son en su mayoría gente mayor en muchos casos con pensiones bajas, sin recursos, obligados a abordar una deuda imposible para acceder a una nueva vivienda aunque sea de protección pública. El precio que reciben por la expropiación es muy inferior al de adquisición de la nueva y habrán de pagar la diferencia que llega a los 25.000 euros
Durante todo este tiempo se ha permitido desoír opiniones de expertos que han calificado muy negativamente la operación: de catedráticos como Oriol Bohigas y Manuel de Solà en los talleres realizados en la Escuela de Arquitectura; de figuras de rango internacional como el arquitecto Jean Nouvel con su propuesta de ordenación de Valencia Litoral; de la Universitat Politècnica de València, de la Universitat de València, de literatos, de fotógrafos. En fin, de todas las fuerzas de la cultura
Ahora Mifsut, arquitecto y director técnico de la Sociedad Cabanyal 2010, ha recalado en la razón y apoya los fundamentos de quienes nos hemos opuesto al despropósito de la prolongación
Porque ahora ya no tiene duda de que el proyecto será:
– Inviable económicamente, por el coste de unas expropiaciones que los tribunales están multiplicando por cuatro, por la huida del capital privado que no ve expectativas de negocio, porque se trata de un agujero negro presupuestario cuyo presupuesto inicial era de 50 millones de euros y ahora nadie se atreve a prever su coste final, y porque su plazo de ejecución se dilatará al menos en una generación más.
– Destructor del patrimonio, con una importante pérdida patrimonial por la actual demolición de las casas del bulevar San Pedro y la amenaza que se cierne sobre 1.600 viviendas más, lo que constituye un auténtico expolio urbano.
– Inútil funcionalmente, ya que si nunca fue concebido para llegar al mar, hoy de hecho se llega cómodamente por tres vías amplias y por tranvía por lo que la opción de conectar el centro de la ciudad con las playas mediante la prolongación ha perdido también esta batalla urbanística.
-Culturalmente anticuado, porque pertenece a la generación de las operaciones urbanísticas de reforma interior planteadas en la segunda y tercera década del siglo pasado y de las que desdichadamente tenemos un estúpido ejemplo de realización en la avenida del Oeste que sajó los barrios de Velluters y Mercat y que sólo con los Planes de Protección de Ciutat Vella pudimos detener en los primeros años 80.
Efectivamente, Sr. Mifsut, hoy no hace falta prolongar Blasco Ibáñez. Así que esperemos que más pronto que tarde una mente sensata y razonable dirija esta Ciudad, detenga la destrucción del Cabanyal y lo reconstruya, tal como ocurrió con la urbanización de El Saler en 1980, con cuyo proceso guarda tantas similitudes.

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